Observatorio Astronómico Ramón María Aller
Binarias espectroscópicas
Cuando la luz procedente de una estrella es analizada mediante un
espectrógrafo se obtiene una imagen formada por un fondo continuo surcado por
numerosas líneas oscuras, tal como sucede cando se estudia la luz solar.
Es bien sabido que estas líneas delatan la presencia de
determinados elementos en la atmosfera estelar pues aparecen en las longitudes
de onda (λ) que los distintos elementos
químicos manifiestan en el laboratorio.
No obstante, no todas las estrellas presentan las mismas líneas.
Este hecho en un principio hizo pensar que la composición química de las estrellas
era muy distinta unas de la otras, pero más tarde se comprobó que las que
presentan el mismo color tenían espectros similares, y como el color depende a su
vez de la temperatura, se llegó a la conclusión de que los espectros estelares
cambiaban su aspecto precisamente por las grandes diferencias de temperatura
que existen de unas estrellas a otras.
Pero como veremos, la información contenida en los espectros
estelares es aún mayor.
En 1842 el físico y profesor de la Universidade de Viena
Christian Andreas Doppler sugirió que la longitud de onda de la luz tenía que
variar proporcionalmente a la velocidad de aproximación o alejamiento que la fuente
luminosa posee con respecto al observador.
Esta teoría de Doppler se demostró dos años más tarde con
respecto a las ondas sonoras y fue Armand Hippolyte Louis Fizeau en 1848 quién
primero lo aplicó correctamente a las ondas electromagnéticas, de ahí el doble
nombre de Doppler-Fizeau dado a este efecto, aunque muchas veces se le conoce
simplemente como efecto Doppler.
El principio Doppler-Fizeau afirma: cuando un foco emite energía
con una longitud de onda λ y existe un
desplazamiento relativo con respecto a un observador o receptor, éste recibe la
radiación con una longitud de onda λ'
dada por:
Donde c es la velocidad de la luz y v es la componente
de la velocidad en la dirección receptor-emisor, o sea, la velocidad radial. Ésta
se considera por convenio positiva si existe alejamiento y negativa en caso de
acercamiento. Así, en el primer caso será λ'>λ y las líneas espectrales se desplazarán hacia
el rojo y en el segundo λ' < λ, siendo el corrimiento de líneas hacia el violeta.
Inversamente, si medimos la diferencia λ'-λ entre la longitud de onda observada y la longitud
de onda estándar (medida en el laboratorio), poderemos determinar la velocidad
radial, pues la velocidad de la luz es coñecida.
La aplicación del efecto Doppler-Fizeau es la base para la detección
de la natureza binaria de muchas estrellas no desdobladas ópticamente.
Efectivamente, dado que en una estrella doble las componentes están girando en
torno a su centro de masas, resulta que cada estrella se aleja y se acerca periódicamente
a nosotros, y por este motivo, las líneas espectrales se desplazan en el espectro
en torno a una posición que corresponde a la de reposo relativo.
Si la diferencia de luminosidad entre las dos estrellas no es demasiado
grande, en el espectro aparecen las líneas correspondentes a ambas estrellas, y
por lo tanto cuando las de una compoñente se desvían hacia el rojo, las de la otra
lo harán hacia el violeta.
Así fue como los astrónomos de Harvard: Annie Jump Cannon y Edward
Charles Pickering, al examinar en 1889 la estrella principal de la dobre visual
Mizar, observaron que en su espectro había líneas dobles cuya posición variaba en
un período poco mayor de 20 días: se trataba, pues, de una doble
espectroscópica. Es curioso observar que esta primera binaria espectroscópica
descubierta como tal es la estrella que junto con su compañera Mizar B, forma
la más antiga de las dobles visuales conocidas. Fue también este sistema el primero
en ser fotografiado, cosa que hizo John Adams Whipple en 1857.
Recientemente algunas técnicas como la ya comentada
interferometría speckle han permitido obtener altas resoluciones con las
que se han podido observar como binarias visuales numerosas estrellas que hasta
entonces estaban exclusivamente en el dominio de las espectroscópicas.
Concretamente en los últimos años se han conseguido medir
separaciones angulares próximas a la centésima de segundo de arco, con lo que
son ya varias las binarias cuyas órbitas han sido calculadas como visuales y espectroscópicas
a la vez, con la ventaja que eso supone a la hora de juntar resultados. Así,
como habíamos visto anteriormente, de las órbitas de las visuales se deducía la
inclinación orbital. Con este valor la órbita espectroscópica nos proporciona
el semieje mayor en unidades de distancia (p. e. unidades astronómicas, u. a.),
y como en la binaria visual se calculaba también el semieje mayor en segundos
de arco, puede obtenerse la paralaje de la estrella, o sea, su distancia a nosotros.
Por lo que a las masas se refiere, tal como vimos antes, de la órbita
de la visual y de la paralaje se deducía su suma, mientras que de la órbita de
la espectroscópica (suponiendo los dos espectros visibles) se obtiene el cociente,
por lo que, de las dos se pueden conocer las masas de cada componente por
separado.
Conforme aumente en el futuro la resolución en las observaciones
ópticas es de esperar que el número de estos pares
interferométrico-espectroscópicos aumente considerablemente con el consiguiente
beneficio para el conocimiento estelar.