Hortensio Sobrado Correa, GIHM, Universidade de Santiago de Compostela
La primera referencia conocida al cultivo de la patata en Galicia nos la proporciona el Cardenal Jerónimo del Hoyo en sus Memorias del Arzobispado de Santiago (1607), al relatar que años atrás el Arzobispo Francisco Blanco (1574-1581) hiciera plantar el tubérculo americano en las huertas del monasterio de Herbón (Padrón). La falta de testimonios durante el XVII hace pensar que durante dicho período su explotación no pasó de meros ensayos puntuales.
Fuentes judiciales y fiscales permiten confirmar que el cultivo de la patata ya se practicaba en la primera mitad del XVIII en algunas zonas de las montañas septentrionales de la antigua provincia de Mondoñedo (Santiago de Bravos, 1736), así como en tierras meridionales de la de Ourense (Río Freixo, 1740), pero se trataba de pequeños plantíos. A mediados del setecientos se constata algún inventario de bienes campesino con «castañas que llaman da India» (posiblemente de la variedad Solanum tuberousum) en la comarca orensana de A Limia. El Catastro de Ensenada (1752) también registra el cultivo de patatas en las parroquias orensanas de Coedo (Allariz), Orille, Pitelos y Portela (Verea).
Fuentes documentales como relaciones de frutos civiles (1788-1791), relaciones de frutos diezmales percibidos por los párrocos en sus curatos, inventarios post-mortem, o pleitos por demanda diezmal, confirman que es a partir del último tercio del XVIII cuando las patatas progresan en los campos gallegos, principalmente en las tierras altas centeneras de las antiguas provincias de Mondoñedo y Lugo, allí donde no tienen que desplazar al maíz, llegando a alcanzar el 40-60 % del total cosechado, convirtiéndose en producto principal (
ver gráfico 1). Por contra, en la Galicia occidental su implantación resulta mucho menos intensa.
Aunque la patata se conocía con mucha anterioridad y ya se había expandido en algunas zonas altas de Galicia, sin embargo, serán las dificultades que acucian a los campesinos tras el súbito descenso de la producción cerealera motivado por la grave crisis agraria de 1769-1770, y la consiguiente hambruna, las que actúan como acicate definitivo, apremiándoles a cultivar el tubérculo.
Es a partir del último tercio del XVIII cuando las demandas de los perceptores de diezmos exigiendo que los campesinos contribuyan por las patatas comienzan a proliferar. En 1760-1819 las querellas se concentran en la Galicia oriental, en las montañas septentrionales, tierras de Lugo y en algunas áreas interiores y meridionales de Ourense, zonas en las que las patatas ya no constituían una producción marginal, alcanzando cierta difusión. En la Galicia occidental hasta 1820 los litigios por demanda diezmal de las patatas no afloran (mapa 1).
Mapa 1. Distribución geográfica de los pleitos por demanda diezmal de las patatas ante la Real Audiencia de Galicia (1760-1840)
Fuente: Elaboración propia. ARG, Real Audiencia.
A lo largo de la primera mitad del XIX las patatas continúan su difusión por territorio gallego, aunque la distribución de su cultivo esconda grandes diversidades geográficas. El Diccionario Geográfico-Estadístico de Miñano constata como en 1826-1829 en las zonas más septentrionales y orientales de Galicia el 80-100 % de las parroquias cultivaban patatas. En las áreas occidental orensana y meridional del valle del Miño, en las que había dificultades para implantarse, al ser zonas de maíz y viñedo, se observa un importante retraso en la expansión del tubérculo americano, que sólo aparece en el 20-40 % de las parroquias. Por último, en el litoral sudoccidental los obstáculos para desplazar al maíz de las rotaciones hacen que en menos del 20 % de las parroquias los campesinos cultiven patatas (mapa 2).
Mapa 2. Difusión de la patata en Galicia según los Diccionarios de Miñano (1826-1829) y Madoz (1845-1850). Porcentaje de parroquias en las que se cultivan patatas
Fuente: Elaboración propia con datos de Miñano, 1826 y Madoz, 1845
A mediados del XIX el Diccionario de Madoz refleja como en la mitad oriental, en la Galicia del centeno, el tubérculo americano aparece plenamente generalizado, pues en el tercio septentrional de Lugo, en la parte central de las montañas orientales, y la Alta Limia orensana el 100% de las parroquias recogían patatas. Por contra, en la mitad occidental, en las tierras del maíz, su difusión es mucho menor, especialmente en el sudoeste litoral, en donde menos del 50 %, e incluso del 25 % de parroquias cultivaban patatas (mapa 2).
La difusión de las patatas tuvo destacadas consecuencias para las economías campesinas y el paisaje agrario gallego, pues una vez sorteadas las trabas iniciales, el tubérculo americano permitió superar la monotonía del tradicional sistema agrario, enriqueciendo las rotaciones, y contribuyendo a la reordenación de las explotaciones agrícolas de la Galicia interior, posibilitando cierta intensificación agropecuaria. Todo ello, permitió afrontar las carestías de granos, con mayor seguridad, amortiguando las hambrunas y favoreciendo, doblemente la nutrición de los campesinos: tanto por vía indirecta (a través de la mejora de la ceba de ganado, y menor gasto de grano y castañas), como de forma directa, diversificando la dieta por medio del creciente consumo humano del tubérculo.
La intensificación agropecuaria que propició su introducción, seguramente contribuyó a mejorar las condiciones de vida del campesinado, convirtiéndose en uno de los principales factores responsables del vigoroso crecimiento demográfico experimentado en el último cuarto del XVIII y primeras décadas del XIX en la Galicia oriental, en la que la patata se había generalizado, como ocurre en el interior mindoniense, la meseta y montaña lucense, o la Alta Limia orensana, en donde se confirma un crecimiento intenso de los bautizados entre 1770-1850, del orden del 60-70 % (
ver gráfico 2).
Si bien en muchas zonas de Galicia la generalización del cultivo de la patata no tendrá lugar hasta bien entrado el siglo XIX, la implantación a finales del Antiguo Régimen en los campos gallegos de este tubérculo de origen americano de gran productividad, contribuyó a mejorar la situación de muchos campesinos, sobre todo de las tierras altas y centeneras menos favorecidas de la Galicia interior.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Sobrado Correa, Hortensio (2018), «Algunas precisiones en torno al alcance de las consecuencias económicas, sociales y demográficas del cultivo de la patata en la Galicia de finales del Antiguo Régimen»,
Obradoiro de Historia Moderna, 27, pp. 139-176.
http://dx.doi.org/10.15304/ohm.27.5516.