Guadalupe Nava: «La adaptación natural de las especies es un proceso lento en comparación con la rapidez con la que los patrones climáticos están cambiando»

Los bosques, llamados los ‘pulmones’ del planeta, no solo regulan el clima y absorben el carbono que emitimos a la atmósfera. En el interior de sus intrincadas estructuras albergan la clave para la supervivencia de miles de especies y su adaptación a contextos desfavorables: la biodiversidad.
Desafortunadamente, la rapidez con la que el cambio climático está modificando la realidad de los ecosistemas forestales impide que estos puedan seguirle el ritmo.
Con el fin de arrojar algo de luz sobre este tema, hemos recurrido al valiosísimo conocimiento y experiencia de María Guadalupe Nava Miranda.
Guadalupe Nava dio los primeros pasos de su andanza científica en la Universidad Juárez del Estado de Durango, en la que se convirtió en Ingeniera en Ciencias Forestales con mención honorífica. Ahora, tras fructíferos años de investigación que le han permitido consolidar su carrera profesional a nivel internacional, está realizando su tesis doctoral en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de nuestro campus.
Hoy la entrevistamos para conocer la magnitud de las consecuencias de la galopante presión antropogénica a la que el medioambiente se enfrenta, el papel que juega el monitoreo forestal en la conservación de los ecosistemas forestales y el futuro que le aguarda a esta disciplina tan necesaria para nuestra existencia.
-En el reciente estudio publicado en Science, en el que participa, se concluye que los bosques tropicales de América están modificando su composición para adaptarse al cambio climático, pero a un ritmo insuficiente. ¿Cuáles son las principales razones por las que este proceso es tan lento y cuáles podrían ser sus consecuencias a largo plazo?
-Primero es importante definir lo que hemos llamado bosques tropicales. Las observaciones de campo consideradas están dentro de un amplio rango latitudinal de 25°N a 25°S y, además, contamos con un variado rango altitudinal donde podemos diferenciar dos tipos de bosques: bosques en montañas, como los bosques templados, y tierras bajas, como son las selvas. La supervivencia de las especies está influenciada en gran medida por las presiones antropogénicas que causa el cambio climático.
Los árboles constituyen la principal estructura de carbono en los ecosistemas forestales donde habitan incontables especies. La naturaleza de las especies leñosas es que tienen ciclos de vida más longevos que los del ser humano u otros seres vivos. Por esta razón, el proceso de adaptabilidad al cambio climático es lento.
Como contraparte, la alta demanda productiva que aqueja los recursos forestales pone en riesgo el ciclo de vida de estos ecosistemas, aumentando la vulnerabilidad de las especies.
Sin embargo, no todo está perdido cuando los procesos de adaptabilidad de los ecosistemas forestales son lentos, ya que esto quiere decir que la naturaleza intenta amortiguar los impactos antropogénicos con su capacidad regenerativa. Este es un proceso lento en comparación con la rapidez con la que los patrones climáticos están cambiando.
-En el artículo se menciona que la adaptación de los bosques está recayendo más en la variabilidad dentro de las especies y en la plasticidad de los trazos funcionales de los árboles. ¿Podría explicarnos cómo estos mecanismos contribuyen a la resiliencia forestal y por qué podrían no ser suficientes frente al ritmo del cambio climático?
-La resiliencia de los bosques frente al cambio climático depende de la variabilidad de especies, ya que la diversidad genética permite que algunas poblaciones o individuos posean características que los hacen más resistentes a cambios en el clima, como sequías o temperaturas extremas, favoreciendo a aquellos árboles con rasgos más adaptativos; y de la plasticidad de los rasgos funcionales de los árboles, que son indicadores que modifican el crecimiento, fisiología o fenología en respuesta a condiciones ambientales cambiantes.
Sin embargo, aunque estos mecanismos contribuyen a la resiliencia forestal, podrían no ser suficientes frente al ritmo acelerado del cambio climático. Esto se debe a la velocidad con la que se propagan los cambios en las tierras forestales, la fragmentación de hábitats y los eventos extremos que pueden provocar mortalidad masiva.
-Su investigación doctoral en la USC se centra en el monitoreo forestal mediante la cuantificación de los recursos forestales y teledetección. ¿Qué ventajas ofrecen estas tecnologías para entender los cambios en los bosques tropicales y cómo pueden ser utilizadas para mejorar las estrategias de conservación y gestión forestal en un contexto de cambio climático?
-Hay mucho trabajo que hacer al respecto, ya que el monitoreo forestal reúne un conjunto de herramientas que hacen posible la evaluación y mejora continua de las estrategias de conservación y gestión forestal.
Es realmente importante contar con alta precisión en la cuantificación de los recursos forestales con un enfoque espacio-temporal. Para esto es necesario contar con suficiente información de campo y amplios periodos de estudio para estudiar los cambios. Además, es necesario extrapolar los valores observados con ayuda de la teledetección para cuantificar de manera integral la superficie total estudiada.
Las nuevas tecnologías avanzan rápidamente a obtener una mayor precisión con el tiempo, sin embargo, no es una tarea fácil y es necesario plantear diferentes estudios estratificando las muestras para resolver diferentes preguntas de investigación, ya que la naturaleza de los bosques mixtos e irregulares abarca un amplio abanico de posibilidades.

-Su trayectoria académica y profesional ha estado profundamente vinculada con el estudio de los bosques y su conservación. ¿Qué la motivó a especializarse en ecología de poblaciones y monitoreo forestal?
-Los bosques albergan diversas formas de vida y estas se encuentran en riesgo con las decisiones que se toman. Por esta razón, mi labor ha sido demostrar con fundamentos tangibles como repercuten nuestras acciones sobre los ecosistemas forestales. Haciendo una analogía, esto podría ser como una abogada de los bosques.
Dedicar mi trayectoria profesional a la ecología de poblaciones y monitoreo forestal ha sido mi forma de aportar granitos de arena a la toma de decisiones. Con los años, se ha valorado más la conservación de las reservas de carbono. No hay tiempo que perder: es necesaria la creación de protocolos en base a los resultados y la divulgación de ellos para tomar las acciones requeridas.
-Uno de sus trabajos más destacados hasta la fecha ha sido la creación de la plataforma MONAFOR. ¿Cómo ha impactado esta herramienta en la investigación y monitorización de los bosques en México?
-La plataforma MONAFOR nace de la necesidad de los investigadores de contar con una base precisa y confiable para dar seguimiento a la conservación y gestión de los bosques de México.
De esta forma se puede evaluar el cumplimiento de los planes de manejo y las acciones de mitigación del cambio climático manteniendo los bienes y servicios que los ecosistemas forestales nos brindan, siendo así un fin común para todos.
Para la creación e implementación de MONAFOR ha sido necesario la financiación del gobierno a través de organizaciones mundiales que otorgan recursos económicos a países en desarrollo y de un conjunto de investigadores de diversas universidades y centros de investigación que han estado colaborando durante más de 15 años para construir un historial potente de los ecosistemas forestales. La alimentación de la base de datos debería ser continua desde su creación.
-La monitorización forestal es clave para evaluar el estado de los ecosistemas. ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrentan a la hora de recopilar y analizar datos a gran escala?
-Son muchos los desafíos que se enfrentan cuando se hace investigación a gran escala. A continuación, describo algunos de los mayores desafíos a los que actualmente nos enfrentamos:
- Considero que es importante obtener un panorama general de un rango de datos amplio e igual de importante es contar con estudios específicos de cada región. Cuantos más estudios se tengan, más argumentos podremos utilizar para reforzar y respaldar nuestros estudios.
- A lo largo de los años ha sido difícil darle continuidad al monitoreo, ya que requerimos de una constante financiación de proyectos para auditorias de datos, brindar mantenimiento en los sitios permanentes y actualizar tecnologías informáticas y de medición que van surgiendo en los últimos años.
-Sus investigaciones han abordado desde la diversidad fúngica hasta la estructura y dinámica de los bosques. ¿Cómo integra estos diferentes enfoques para lograr una visión más completa de los ecosistemas forestales?
-Es necesario observar el bosque desde diferentes perspectivas. La vida me ha llevado por caminos que al final se entrelazan para entender con mayor profundidad los ecosistemas forestales. Todas las experiencias en el ámbito laboral me han aportado una serie de enfoques que han sido compilados para obtener un esquema más completo de los ecosistemas forestales.
-Finalmente, ¿Cuál considera que es el futuro de la investigación en monitoreo forestal? ¿Qué avances tecnológicos o metodológicos cree que marcarán la diferencia en los próximos años?
-Esta pregunta es la más difícil de todas. Intentamos resolver problemas, pero los procesos cada vez más acelerados nos complican la resolución de estos problemas y se añaden otros que desconocíamos, así que, realmente, no sé hacia dónde nos dirigimos en este mundo caótico.
Lo que sí puedo decir es que deberíamos avanzar con mucha más cautela, respetando los tiempos de la naturaleza, ya que las decisiones aceleradas y sin fundamentos suficientes pueden afectar a corto, mediano y largo plazo.
No hemos sido capaces de resolver un problema y ya tenemos otros encima que deben ser considerados. Los estudios llevan tiempo y necesitamos mirar todos hacia una dirección que nos lleve a un bienestar común.
Divulgar protocolos de acciones sencillas que mejoren la supervivencia de los ecosistemas debería ser parte de nuestra educación básica como sociedad. Las tecnologías deben ser bien dirigidas: de lo contrario, no puedo encontrar el beneficio de que existan. Quizá deberíamos comenzar identificando nuestras prioridades para tomar decisiones que mantengan el equilibrio en el planeta.