Esta web es un lugar de encuentro de madres que investigan en el campo de la Biodiversidad y lo hacen sin estabilidad laboral. Por ello compartimos inquietudes y preocupaciones. Si te sientes identificada, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Hay mucho que discutir y avanzar.
Estas son nuestras historias:
En mi investigación trato de entender los mecanismos que generan la biodiversidad y su distribución en el espacio y el tiempo. Para ello, actualmente uso distintas herramientas moleculares para desvelar cómo se organizan las comunidades de microartrópodos que viven dentro de los suelos y cómo es proceso de diversificación en este medio tan particular.
Desde hace ya un par de años compatibilizo (o lo intento) mi carrera investigadora con la maternidad. Entre contratos posdoctorales, mi pequeño se gestó casi por completo en Londres pero finalmente nació en Canarias, ambos lugares equidistantes del resto de mi familia. Aunque antes de mi embarazo era consciente de que la maternidad impactaba sobre la vida profesional de las mujeres, sin duda infravaloré la magnitud de este impacto, que ahora identifico como una de las principales causas de por qué las científicas literalmente 'desaparecen' conforme avanzas en el carrera científica.
Si quieres saber un poco más sobre mi investigación, visita mi página web o sígueme en Twitter: @PaulaArribas2

Mi hijo nació en Portugal, por lo que hemos tenido que criarle su padre y yo sin ayuda familiar. Sin duda, durante los primeros meses de crianza y el periodo de amamantación mi tiempo efectivo de trabajo disminuyó bastante. Además de resultar más difícil ciertas actividades científicas, como la de asistir a congresos. Recuerdo la anécdota de acudir varias veces al día durante un congreso a sacarme leche en un aula vacía :). Aún así, creo que educar un hijo recompensa y puede repercutir positivamente en el trabajo: aprendes a gestionar mejor el tiempo y logras una mayor desconexión durante el ocio.
Me intereso por la ecología y la biogeografía de especies terrestres y marinas. Estudio la distribución de las especies usando sistemas de información geográfica y diversos análisis estadísticos, como el modelado de nicho. Además, intento integrar datos fisiológicos y datos sobre la estructura y diversidad genética de las poblaciones.
Si quieres saber más sobre mi investigación, visita página web o sígueme en Twitter: @RosaChefaoui

Mi primera hija me acompañaba de polizón (en mi barriga) cuando me incorporé como investigadora postdoctoral en el Museo de Historia Natural de Londres. Como la vida de "mama científica inmigrante en gran ciudad" me parecía muy fácil :-), decidí añadir el adjetivo "embarazada" e ilusionarme de nuevo con la llegada de mi segunda hija. El día a día de una madre trabajadora no es fácil, puede que en investigación un poco menos. Además, cuando lo haces desde la inestabilidad laboral se une el miedo a que tu profesión deje de serlo un día de estos. Afortunadamente ese no ha sido mi caso y actualmente soy profesora de la Universidade de Santiago de Compostela.
Mi investigación se centra en identificar los procesos que han generado los patrones de diversidad actuales, con un especial interés en el papel de la dispersión e intentando integrar las dimensiones espaciales y micro y macro-evolutivas.
Si quieres saber más, visita mi página web o sígueme en Twitter: @carolaUSC y @bibici_usc

Esperé lo máximo – y biológicamente recomendable – para convertirme en madre por el miedo de si podría seguir dedicándome profesionalmente a mi pasión, la ciencia. Entre "ese" momento vital, las dudas generadas, e influenciada sin duda por el gen egoísta (Dawkins 1976), solo se me ocurrió dar un salto al vacío y arriesgarme a dar el paso, y no lo hice una vez, sino dos, por eso de que el hombre, en este caso la mujer, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ahora veo – y sufro – sin duda que mi miedo no era infundado. Hasta que no lo vives no llegas a entender cuan profundos son los desafíos que enfrentamos como madres e investigadoras. Para resarcirme pienso que mis peques podrán hacerme peor científica en términos de h-index, pero también más paciente y resiliente, y, sobre todo, al transmitirles mi curiosidad y amor por la naturaleza, para mi son las semillas que pueden hacer que en el futuro la Tierra sea un lugar mejor para las especies que la habitamos.
Con mi investigación trato de entender los procesos ecológicos y evolutivos que explican la distribución de especies y dan forma a los patrones de biodiversidad que observamos a nivel global.
Si quieres saber un poco más sobre mi investigación, visita mi página web o sígueme en Twitter: @mrueda_eco

Cuando nació mi peque estaba comenzando mi carrera investigadora, llevaba poco tiempo en la Universidad de Stanford, California. En cinco años vivimos en tres países y gran parte de esta aventura la realizamos como familia monoparental acompañados por nuestra labradora negra. Cambiamos de casas, de coles y de géneros, aprendimos y desaprendimos idiomas y culturas, todo gracias a muchas tazas de café, yoga, meditación y abrazos.
Investigo cómo funciona la evolución usando como modelo las interacciones entre especies e interesándome por sus efectos ecológicos sobre las funciones y los servicios ecosistémicos en un contexto de cambio global.
Si quieres saber un poco más sobre mi investigación, visita mi página web o sígueme en Twitter: @Mar_Sobral_

En mi investigación estudio cómo afectan los cambios climáticos a la distribución de las especies, incluyendo las extinciones recientes de grandes vertebrados de finales del Pleistoceno. Como postdoc, he trabajado en España, República Checa, Brasil y Alemania, en 5 equipos diferentes, y he dado clases de programación en R y ecología espacial en 7 países de Europa y América.
Cuando nació mi hija (en Vigo) trabajaba de postdoc en la Universidad de Alcalá de Henares, después de una estancia de dos años y medio en la República Checa. A los pocos meses conseguí una beca Humboldt y me mudé a Berlín para trabajar en el Museum für Naturkunde, en un equipo de paleontólogos de vertebrados. Y en Berlín ha nacido mi segundo bebé hace un año.
Ahora mismo mi objetivo es estabilizarme y formar mi propio grupo de investigación en paleo-biogeografía y paleo-macroecología.Tener dos bebés muy pequeños no “ayuda”, ya que, entre otras cosas, puedo viajar poco y he tenido que declinar invitaciones a congresos internacionales. Además, en el sistema actual, las postdocs y proyectos duran de media 2 años, tardan de 6 a 18 meses en resolverse, y muchas requieren movilidad. En mi caso me he tenido que mudar de ciudad 5 veces y de país 3 veces en los últimos 8 años. Estas condiciones sin hijos son estresantes, con hijos son surrealistas.
Si quieres conocer más acerca de mi, sígueme en Twitter: @_Sara_Varela

Mi investigación se enfoca en el estudio de los efectos de diferentes factores de cambio global (cambio climático, deposición de N atmosférico, cambios en el uso del suelo, etc.) en las interacciones planta-microorganismos-suelo y en el funcionamiento de los ecosistemas terrestres, con especial interés en el ciclado de nutrientes.
Este año me he estrenado como madre. Retrasé mi deseo de ser madre hasta que volví de mi primer postdoc en USA y conseguí en 2013 un contrato postdoctoral en España de 3 años. Desde ese año hasta hoy no he dejado de hacer ciencia ni trabajar para que mi mayor deseo personal se hiciese realidad. Todos estos años de intentos de ser madre afectaron negativamente a mi productividad científica, y seguramente ahora que he conseguido ser madre el efecto negativo sea todavía mayor. Ahora mismo soy becaria postdoctoral en Portugal, y mientras las circunstancias me lo permitan, seguiré en mi intento de hacer ciencia. Confío en que en un futuro no muy lejano, los gobiernos e instituciones reconozcan la necesidad de equiparar las condiciones y oportunidades profesionales, así como de conciliación familiar, entre hombres y mujeres, para que así podamos ser más las mujeres científicas mamás.
Si quieres saber más sobre mí y sobre mi trabajo, visita mi página web o sígueme en twitter @xandrouva

Mi hijo Guille vino por sorpresa en 2011, cuando estaba terminando la tesis en la Universidad del País Vasco, aunque él nació en Madrid, donde está nuestra familia. Todos me ayudaron y pude defender la tesis en 2013, tras muchos kilómetros entre Madrid y Bilbao. En 2015 nos vinimos a Berlín solos gracias a una beca postdoctoral Humboldt, y desde entonces intentamos compatibilizar mi carrera investigadora con sus necesidades y educación, al igual que la adaptación a un nuevo país.
Por suerte trabajo en el Museo de Ciencias Naturales digitalizando la colección de paleontología de vertebrados del museo y estudiando dinosaurios saurópodos, haciendo reconstrucciones 3D de su sistema musculosquelético y análisis biomecánicos, por lo que él se lo pasa genial cuando tiene que venir al museo cuando no tiene cole. Ahora su hermanito nos va a acompañar desde mayo. Si quieres saber más sobre mí sígueme en Twitter: @Daniajinn

Soy investigadora en genética de poblaciones. Intento entender con mi trabajo el porqué de la diversidad que observamos en nuestro entorno, las causas y los mecanismos que la generan.
Aparte de esta pasión científica que quisiera convertir en mi trabajo permanente, tengo otras pasiones, como mis dos hijos. Mi hija mayor nació cuando yo era postdoc en el Reino Unido y mi hijo cuando estaba “entre trabajos”.
Si quieres saber más sobre mí y sobre mi trabajo, visita mi página web o sígueme en twitter @cara_angeles

Mi investigación consiste en estudiar los mecanismos evolutivos que generan la biodiversidad en los arrecifes de coral del Indo-Pacífico, utilizando análisis de ADN. En los últimos ocho años viví en Hawaii, Japón y San Francisco y mi investigación de llevó a bucear en lugares remotos y maravillosos como Tahití, Micronesia, Filipinas, Okinawa y muchos otros. Por ello siempre me he sentido privilegiada.
Desde que supe que estaba embarazada en 2016 no he vuelto a bucear. He tenido que renunciar a un proyecto como IP por la imposibilidad de viajar a un atolón del Mar de China al que solo se accede con aviones de la armada taiwanesa y todavía estoy debatiendo como realizar otro proyecto que requiere viajar a islas remotas del Pacifico. (Posiblemente me lleve a mi marido y a mi hijo, los gastos corriendo de nuestro bolsillo).
Me encanta mi trabajo pero desde que soy madre no estoy segura de si podré mantener el ritmo para conseguir la estabilidad profesional tan ansiada. Reconozco que estoy un poco enfadada con lo poco que he conseguido a nivel personal. A pesar de todo, tener un hijo es lo mejor que me ha pasado y me encantaría en unos años poder mirar atrás y decir "lo he conseguido"!

Mi investigación se centra en el efecto del cambio global sobre el funcionamiento de los ecosistemas. Para ello uso las interacciones entre plantas y animales como modelo de estudio. Persiguiendo diferentes tipos de interacciones, he tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo: desde los bosques australes de una isla remota en el sur de Chile donde realicé el trabajo de campo para mi tesis doctoral, hasta los bosques tropicales de Borneo o la India.
En 2017 di la bienvenida al mundo a mi hija Chloe y pensé que todo esto se acababa. Los primeros momentos fueron muy duros, y aunque tenia a mi familia y a mi pareja cerca, me sentí muy sola en muchos momentos. Desde la llegada de Chloe lo que sentí fue un agobio constante puesto que mi trabajo como científica es el principal sustento de mi familia. Gracias a un contrato Ikerbasque ahora siento algo de tranquilidad aunque mi situación aún no es estable. También he conseguido equilibrar la crianza con continuar viajando alrededor del mundo. Ahora mismo estamos en California buscando colibríes y las plantas de las que se alimentan. Aunque hemos tenido que aprender a adaptar el horario de trabajo de campo a las siestas y actividades de mi pequeña.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo en mi página web o seguirme en Twitter: @AinhoaMagrach

Al poco de comenzar mi primer postdoc en el extranjero me quedé embarazada de mi hija. Al acabar el postdoc renuncié temporalmente a trabajar porque era inviable mantener una vida familiar mínima sin ayuda, y con una pareja que también se dedica a la investigación y estaba en una situación laboral inestable. Dejé de trabajar, pero con la idea de volver. Un niño más tarde y después de muchos madrugones para poder escribir un proyecto tuve la gran suerte de conseguir una Marie Sklodowska-Curie. Suerte, porque me ha permitido volver a trabajar en algo que realmente me apasiona, aunque sea temporalmente y haya implicado, entre otras cosas, empezar a funcionar como familia monoparental en otro país.
Soy una ecóloga con intereses variados. Hago un trabajo bastante interdisciplinar, colaborando con físic@s, informátic@s, epidemiólog@s y otr@s ecólog@s en varios sistemas y escalas de estudio. Intentamos crear marcos de estudio que nos permitan entender y anticipar cómo las especies y las funciones ecosistémicas responden a perturbaciones.
Más info en mi página web o sígueme en twitter @anmamago

Mi trabajo se enfoca a entender y anticipar la llegada de especies invasoras y desarrollar herramientas con las que hacer frente a sus impactos sobre la biodiversidad.
Desde que soy madre se acabaron las largas jornadas frente al ordenador o los domingos trabajando para acabar el último artículo. Notarán mis colaboradores de que ya no soy la misma? Cambiarán sus expectativas? Tengo un bebé de tres meses y llevo rechazando invitaciones a jornadas, comisiones y paneles desde el embarazo, grandes oportunidades perdidas por falta de facilidades para que las madres/padres que lo necesiten puedan viajar con sus hijos.
Me siento culpable cuando estoy en casa y culpable en el trabajo, y enfadada conmigo misma por sentirme así y no poder evitarlo. Creo que no soy la única. Ayudaría tener un espacio en el trabajo para sacarse leche y de ese modo poder mantener la lactancia más tiempo. Son años difíciles, muy intensos emocionalmente en lo personal y profesional pero espero salir reforzada, y quizás que tanto sacrificio al final tenga su recompensa.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo en mi página web o seguirme en Twitter: @BelinGallardo

Comencé mi primer postdoc en el extranjero embarazada de mi primera hija. Fue todo un reto, pero era eso o la nada: habían desaparecido todas las convocatorias de contratos postdoctorales en España. No lo dudamos, era una muy buena oportunidad, además de la única, para continuar mi carrera científica. Y después de tanto esfuerzo para sacar adelante la tesis, no podía ni quería desaprovecharla. Así, mi pareja, mi barriga y yo nos mudamos a Suiza. Criamos allí a nuestra primera bebé, los dos solos sin ninguna red de apoyo. Fue duro, muy duro: primerizos y demasiados desafíos a la vez, pero lo conseguimos. Tras tres años volvimos, yo embarazada de mi segunda hija. Dejé enviado mi último artículo del postdoc unos días antes de parir. La situación en España no había mejorado gran cosa, lo que en realidad agradecí, porque me permitió dedicarme a criar a mis dos hijas y lo disfruté muchísimo. Pasado un tiempo, conseguí un contrato asociado a un proyecto europeo, y después, por fin, mi anhelada Juan de la Cierva-Incorporación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). Allí estudio los dos principales componentes de cambio en el uso del suelo que amenazan gravemente la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas a nivel mundial (i.e., la expansión urbana y la intensificación de la agricultura).
Si quieres saber más sobre mi trabajo, consulta mi web o sígueme en Twitter: @EleD_Concepcion

Mi hijo mayor nació en Alemania en mitad de mi postdoc. En parte me siento privilegiada porque gracias a la beca que tenía (Marie Curie) pude paralizar el proyecto hasta mi incorporación, y gracias al país de acogida pude tener una larga baja maternal que me permitió disfrutar de mi pequeño. Pese a estas condiciones, a priori privilegiadas, sentí en mis carnes lo duro que puede ser la maternidad para una científica y más aún, en un país extranjero. Estar lejos del entorno familiar, experimentar el llamado “baby brain”, vivir en tres idiomas, pero sin duda volver a un laboratorio que no había contado conmigo para el lanzamiento de nuevos proyectos y la presión del inminente final de la beca se me hizo muy cuesta arriba. Ya de vuelta en España, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), tuve mi segunda hija, y con ella todo ha sido muy distinto, empezando por una baja maternal a la española (escasas 16 semanas). Es cierto que las oportunidades siguen siendo escasas y en la actualidad mi situación es incierta, pero mi visión sobre el efecto de la maternidad en mi carrera es ahora mucho más positiva. Creo sinceramente que ha fomentado mi capacidad creativa y sobre todo mi capacidad resolutiva.
Soy Ecóloga forestal, y me interesa los aspectos ecológicos y de gestión relacionados con el cambio global. Actualmente estoy centrada en el estudio de la diversidad funcional de los bosques, su respuesta a diferentes gradientes y su relación con los servicios ecosistémicos. Si quieres saber más sobre mi trabajo, consulta mi página o sígueme en Twitter:@RaqBenavidesC

Las plantas presentan una multitud de ajustes para enfrentarse a los desafíos impuestos por el ambiente y el mundo cambiante. Mis intereses de investigación se han centrado en comprender estos ajustes, sobre todo los metabólicos. Y es que desde niña las plantas fueron mi pasión. Y como mujer utópica que soy, seguí los pasos que mis sueños marcaban. Tras estancias en Alemania, Nicaragua y Tenerife, leí mi tesis doctoral. Algo más tarde decidí que ya era hora de cumplir otro de mis sueños, tener mi propio retoño. Y así fue. En 2010 nació mi primer hijo, Belatz (halcón en Euskera). A eso hubo que sumarle un cambio de residencia. Y vinieron tres años en el CSIC en los cuales crecí como investigadora, como persona y como madre. En Navarra germinó y creció otra semilla, su nombre, Izei (abeto en euskera). En este caso, esperó a nacer justo en el mes en el que me incorporé a la Universidad del País Vasco con un contrato Juan de la Cierva. Después, investigar y ser madre de dos hijos, me enseñó que hay cosas difíciles, pero nada es imposible. Darles de mamar, muestrear en largas jornadas de campo, utilizar el sacaleches cada dos por tres, ir a congresos, dormir poco, largas estancias en Minnesota, Italia (todos juntos claro)… Pero si las plantas que tanto me gustan son capaces de adaptarse al medio y de mostrar una alta plasticidad, ¿cómo no vamos a hacerlo las personas? Always looking on the bright side of life... as plants!
Si quieres saber más sobre mi trabajo, consulta mi web o sígueme en Twitter: @Raquelplant

Después de 5 años fuera de España, pasando por São Paulo y California, vivíamos en Hawaii cuando supe que estaba embarazada y surgió la duda: Quedarnos por allí (con bastantes opciones a una tenure track position que salió) o volvernos? Una Juan de la Cierva, el sistema sanitario americano y la familia nos hizo decidirnos y volví a casa embarazada de 7 meses y con la incertidumbre de qué pasaría después. Conciliar en ciencia no es fácil porque sientes que deberías trabajar más horas para conseguir los grandes contratos, pero también ves que tu peque crece y que no quieres perderte un minuto de su infancia. Sigo trabajando y luchando por seguir haciendo ciencia y disfrutando de mi familia.
Soy ecóloga de comunidades con una perspectiva de conservación. Mis vueltas por el mundo me han hecho usar diferentes modelos de estudio que van desde las aves acuáticas, animales dispersores de semillas o carroñeros, usando técnicas como el análisis de redes a la bioacústica. También he estudiado el sesgo de productividad entre hombres y mujeres en ciencia (si te interesa lo que encontré míralo en: Astegiano, Sebastián-González & Castanho, 2019 Royal Soc Open Sci).
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo en mi página web.

Mi investigación se centra en entender la biología y biodiversidad de las lombrices de tierra abarcando desde estudios básicos de taxonomía a estudios más aplicados de toxicología, especies invasoras o adaptaciones al cambio climático, casi siempre aplicando técnicas moleculares.
Casi un mes antes de tener a mi peque se acabó mi contrato Postdoctoral Juan de la Cierva (con el que pude volver a España después de casi 5 años fuera) y me quedé en paro. Mis solicitudes a plazas de un par de Universidades fueron descartadas por mi condición de embarazada, en uno de los casos porque no aceptaron hacerme la entrevista personal por teléfono (el viaje no era factible en ese momento) y en el otro me descartaron de muy malas formas por mencionar mi embarazo. Decidí no luchar, en ese momento mi mente estaba a otras cosas. Por suerte, pude disfrutar 6 meses junto a la peque y comenzar otro contrato Postdoctoral para seguir haciendo lo que me gusta.
Ahora trabajo en la Universidad Complutense en mi propio Proyecto, pero las jornadas interminables de años anteriores ya no son posibles y veo que no llego a todo lo que me gustaría, simplemente por cuestión de tiempo. Sin embargo, creo que con la maternidad he ganado otras capacidades que son muy positivas para mi trabajo.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo aqui.

Mi investigación se centra en el estudio de la historia evolutiva de la familia Tenebrionidae (Coleoptera), especialmente del género Pimelia. A través de trabajos de sistemática molecular, filogenias y filogeografías estudio los patrones de especiación y su diversificación.
Aunque mi actual contrato predoctoral empezó en 2017, hace ocho años que estoy inmersa en el mundo de la investigación. Al saber que estaba embarazada mientras terminaba de organizar unas jornadas en el Museo, a pesar de la inmensa alegría inicial, inevitablemente me embargaron muchos miedos. Tuve que contar pronto mi embarazo, al no poder asistir a un muestreo en Marruecos porque me esperaban diversas pruebas. La verdad es que me siento afortunada, ya que en mi grupo de investigación recibí muchísimo apoyo desde el primer momento.
A finales de 2018 nació mi hijo Darío. Me incorporé al trabajo cuando aún no tenía ni cuatro meses. Por un lado me esperaban varios artículos y por otro, no quería perder la oportunidad de dar las clases en la Universidad que me correspondían.
Dentro de poco me iré estancia a Francia durante cuatro meses. Si puedo hacerla, es porque me llevo conmigo a mi hijo, a mis padres jubilados que me ayudarán allí y a mi marido que vendrá-volverá cuando el trabajo le deje. Sin el apoyo que estoy teniendo ahora de mi entorno (familia, amigos y compañeros) sé que mi pasión por la investigación no sería suficiente para continuar aquí.
En menos de dos años volverá la inestabilidad y las dudas, pero a pesar de todo, seguiremos con una sonrisa luchando por investigar entre escarabajos y en familia.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo aqui.

Mi investigación consiste en entender cómo los cambios ambientales, especialmente la fragmentación del hábitat, alteran la composición genética de las poblaciones animales y cómo estos cambios influyen en la susceptibilidad de los individuos a contraer enfermedades infecciosas.
Decidimos que era el momento de ser padres en 2013, cuando estaba de postdoc en Oregón. Si ya de por sí daba un poco miedo eso de tener hijos sin tener un contrato estable y estando a miles de kilómetros de la familia, todo dio un giro enorme cuando el embarazo se convirtió en un embarazo de alto riesgo por pre-eclampsia. Desgraciadamente en el verano de 2014 nuestra niña nació muerta y yo casi me muero. Y aunque volví en pocas semanas al trabajo, mi productividad se vio muy afectada, y mi carrera científica cambió radicalmente. Un año después, cuando se supone que tenía que haber un pico de productividad porque ya llevaba unos años de postdoc decidí que era momento de tomarse un descanso para cuidar mi salud física y mental. Y en ese descanso llegó nuestro segundo hijo que también nació en Oregón en 2016. En 2017 solicité una Marie Curie en el Panel de Career Restart, y tuve la suerte de que me la concedieran, con lo que nos hemos podido volver a España y he podido volver a retomar mi pasión trabajando en la Estación Biológica de Doñana.
El futuro en ciencia es difícil, sobre todo cuando tienes una carrera no tradicional donde ha habido un parón, pero lo seguiremos intentando y disfrutando del camino.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo aqui o seguirme en Twitter: @mariruilo.

A través de mi investigación exploro cómo están relacionados filogenéticamente los distintos grupos de animales, cómo han remodelado sus genomas para generar su inmersa diversidad, y cómo han conseguido adaptarse a los distintos ambientes, particularmente los extremos. Mis criaturas favoritas son los artrópodos y los oligoquetos, pero estoy expandiendo mi interés a otros linajes para explorar cuestiones macroevolutivas sobre evolución genómica animal.
Soy investigadora Ramón y Cajal y mamá desde 2019. Conseguir esta beca fue el pistoletazo de salida para tomar la decisión: antes tenía miedo porque sabía que me pasaría factura a nivel de producción científica. Estoy verdaderamente agradecida porque tuve un buen embarazo en el que pude trabajar hasta el final, y tuve un postparto estupendo que me permitió dedicar algunas horas a escribir un par de proyectos. Pero podía no haber sido así, y yo, la misma científica, podría haber podido publicar la mitad de papers (o ninguno) si hubiese tenido depresión postparto o la nena no se hubiese echado esas siestas tan largas. Debemos luchar porque se nos valore por nuestro potencial y no por cómo factores externos afectan a nuestra productividad científica.
Si quieres saber más sobre mi investigación, sígueme en Twitter: @Rosamygale.

Investigo sobre patrones de evolución en invertebrados marinos. Lo que más me interesa es el origen de la reproducción sexual, y me fijo en cómo las esponjas, que son unos de los primeros animales, han modulado su genoma para hacer gametos masculinos y femeninos hace ya más de 600 millones de años. Para entender esto, y muchas otras preguntas que nos hacemos en mi laboratorio, usamos herramientas moleculares y ¡mucho microscopio! Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite hacerme preguntas que luego podemos comprobar tanto en el campo como en el laboratorio, y así ayudar a entender más a las esponjas y contribuir a su conservación.
Desde 2015 soy mamá de un niño, Martín, tremendamente curioso que está enamorado ya de los animales. Nació en Londres y al estar lejos de la familia ha sido muy complicado compatibilizar mi carrera (y la de su padre, también científico) y su educación. Hemos tenido que renunciar a muchas oportunidades de congresos y charlas y workshops en otros lugares porque hemos priorizado su crianza estos primeros años. Y esto tiene una repercusión tanto en nuestra productividad como en el impacto de nuestra investigación. Como este no es un problema específico de nuestra familia, si no de todas las familias científicas, y en especial de las madres, desde hace tiempo me gustaría contribuir a mejorar esta situación para nosotras.
Si quieres saber más sobre mi trabajo puedes verlo aqui o seguirme en Twitter: @anariesgogil o @LabRiesgo.

Estudio los impactos del cambio climático y las actividades humanas en la biodiversidad a escala de paisaje. ¡Me interesa todo! así que mi trabajo se ha centrado en diversas especies, desde macro invertebrados a aves y mamíferos, trabajando desde escala local a nivel continental. Ahora tengo una Juan de la Cierva Incorporación que se acaba en 5 meses ;o(.
Nuestro pequeño terremoto nació en España (2017) después de sus padres girar entre España, Italia y Australia. No esperábamos el momento oportuno porque no lo hay, pero sí que no quisimos se padres estando a 20.000 km de las familias (ahora sólo estamos a 1000!). La vida investigadora después de la maternidad y sin una red de soporte a mano es un poco cuesta arriba (mi pareja – también investigador – viaja una media de 10 días al mes), pero a nivel laboral he tenido la suerte de que nuestra nena llegase cuando estoy trabajando en un grupo muy diverso y flexible, que me ha apoyado mucho. Las culpas de malamadre que no llega a nada (algo que no creo sea exclusivo de este gremio), se empiezan a pasar cuando se acepta que entre los dos se hace todo lo que se puede en todos los sentidos (en la oficina, por la familia y por uno mismo).
Siendo nosotros de países diferentes, la movilidad es parte de nuestra vida y en 2020 puede que volvamos a hacer las maletas en busca de esa medio estabilidad que todos los investigadores perseguimos. Mientras que no llega, me siento agradecida de seguir dedicándome a la ciencia por el tiempo que pueda.
Si quieres saber más sobre mi trabajo, consulta mi página o sígueme en Twitter: @AleMoranOrdonez

Soy madre de dos niñas de 10 y 5 años. También soy ecóloga vegetal. En mi investigación trato de entender cómo hacen las plantas para adaptarse al ambiente en el que viven. Esto me ha llevado a estudiar plantas en ambientes muy diferentes, aunque en los últimos años he desarrollado una especial pasión por los suelos ricos en yeso, lo que me ha llevado a estudiar diferentes zonas áridas y desérticas del planeta.
Cuando me quedé embarazada de mi primera hija estaba aterrada. Me daba mucho miedo el rechazo que la maternidad pudiera tener entre mis compañeros más senior, o en el mundo académico en general. Me preocupaba que fuera el final de mi carrera. Pronto descubrí que estaba equivocada. Mis compañeros de trabajo celebraron mi maternidad y me apoyaron muchísimo. Es cierto que las jornadas de trabajo ahora eran más breves, pero también descubrí que yo era mucho más eficiente. Dormía menos, mucho menos, pero una sonrisa de mi bebé bastaba para sacar energía de una fuente hasta entonces desconocida y emprender un nuevo día con fuerzas renovadas. Desconectar al llegar a casa de aquellas cuestiones que ocupaban mi cabeza en la investigación me ayudó a ser más creativa. Las mejores ideas que he tenido se me ocurrieron después de jugar con mis pequeñas. Mis hijas tomaron pecho durante cinco años cada una. Por ello, decidí llevar conmigo a mis hijas en todos mis viajes y expediciones (a Suiza, Alemania, México, Turquía, EEUU, Australia, Marruecos, UK, Austria, Irán) algo que supuso (y todavía hoy supone) una inversión económica a nivel familiar, pero que sin duda repetiría. En mi caso, el apoyo de mi pareja, que también tiene un trabajo flexible, ha sido fundamental para poder conciliar maternidad y ciencia. Pero también, afortunadamente, he tenido el apoyo de otras personas (abuelos, amigas…) que me han apoyado cuando mi pareja no podía. Creo que la maternidad puede ser muy positiva para la creación científica, pero debe recibir más apoyo para que esa conciliación sea viable en todos los casos y circunstancias.
Si quieres saber más sobre mi trabajo, consulta mi página web.

Soy una ecóloga interesada en estudiar los impactos del cambio global sobre los organismos, especialmente en los tiempos de sus ciclos de vida (fenología) y sus interacciones ecológicas. Terminé mi tesis en el 2008 y desde entonces, empecé un periplo postdoctoral que me ha llevado por 4 países diferentes y muchos contratos encadenados unos tras otros. Estuve un año en Siria y luego otros 3 en Francia, para posteriormente instalarme en Brasil durante 5 años. Justamente, en mi etapa brasileña me quedé embarazada de mi hija mayor (nacida en el 2015), aunque me volví a España para el parto. Cuando la bebé tenía seis meses, nos volvimos la familia entera a Brasil y mi pareja cuidaba mientras que yo trabajaba, aunque hubo etapas intermedias en las que él se volvió a España y yo me quedé sola cuidando de la beba, lo cual fue toda una proeza. En el 2017 se me acabó la beca brasileña y volvimos a España, yo embaraza de la segunda. No tenía financiación, pero al poco de nacer la segunda bebé, recibí la noticia de que me había sido concedida una beca Marie Curie asociada a la Estación Biológica de Doñana. Ahora he tenido el privilegio de conseguir un contrato JIN para “jóvenes” investigadoras, con lo que cuento con unos años más de financiación en la EBD.
Ser madre es sin duda lo mejor que me ha pasado en mi vida, pero también el principal desafío para mi carrera investigadora. Desde que tengo a estas dos personitas a mi cargo, y a pesar de que cuento con el apoyo de su padre y de mi familia, todo se hace más difícil: ir a un congreso cuesta el doble o el triple de dinero cuando tengo que llevarlas, mi disponibilidad para los viajes es limitada, y mi concentración también, sobre todo al principio de nacer, imagino que también influenciada por las malas noches. Algunas personas se vuelven más eficaces con la maternidad, lo cual no es mi caso, porque siento que me faltan horas para poder terminar las cosas y la sensación de desbordamiento es bastante acuciante. A pesar de las dificultades, disfruto mucho de las cosas pequeñas con ellas, de verlas crecer y maravillarse por el mundo.
