The three CiQUS researchers who worked with Dutch Professor participate in the tribute symposium organized at the University of Groningen.
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From left to right, Diego Peña, Fernando López, Ben Feringa and Martín Fañanás. |
Alrededor de 40 investigadores se dieron cita la semana pasada en la ciudad neerlandesa de Groningen con motivo del acto de homenaje al químico Ben Feringa, reconocido con el último Premio Nobel en el área en 2016. En apenas dos días de simposio, decenas de científicos que a lo largo de los últimos 30 años formaron parte de su equipo y hoy continúan en el ámbito académico (los que eligieron trabajar en la industria son incluso más), tuvieron ocasión de compartir sus distintas trayectorias, discutir novedosas líneas de investigación y, sobre todo, repasar en detalle la influencia del Profesor Feringa sobre sus carreras.
«Fue un acto muy emotivo», afirmaba Diego Peña a su regreso al CiQUS junto a sus colegas en el centro Fernando López y Martín Fañanás, quienes, como él, realizaron estancias en el grupo del laureado Profesor durante su etapa postdoctoral.
Concluido el acto de homenaje, Peña quiso recordar la atmósfera profesional de sus años en Groningen: «es grato comprobar que aún hoy hay un sentimiento de familia entre todos nosotros; eso es fruto del buen ambiente que se respiraba en los laboratorios de Feringa, creo que lo supo transmitir muy bien. Siempre fue un jefe ‘buena persona’ por encima de ‘buen científico’», aseguraba.
En las conversaciones entre compañeros a lo largo del simposio, el reconocimiento a la figura de Ben Feringa era unánime. De él coincidieron en destacar múltiples cualidades, como el entusiasmo o la determinación: «supo motivarnos cuando los vientos no eran favorables», comenta Fernando López. «Su valentía para saltar de un tema científico a otro, sin miedo ni ataduras, ha sido siempre un ejemplo para todos nosotros», señala.
Tras la concesión del Premio Nobel, que disparó su popularidad en todo el mundo (en su país se le considera ya una de las principales personalidades del Estado), la visión del Profesor Feringa apenas ha cambiado. Como explica Martín Fañanás, «seguirá trabajando y comportándose como hasta ahora, movido por una curiosidad insaciable». El tercero de sus discípulos en el CiQUS se muestra convencido de que «no se conformará, siempre fue consciente de que los retos importantes estaban en “tierra desconocida”, fuera de la zona de confort», sentencia.
El encuentro trató de rendir tributo a los más de 30 años de ejercicio de uno de los padres de las ‘máquinas moleculares’, que a la postre le han valido el reconocimiento de la prestigiosa Academia Sueca. Una extensa carrera en torno a la cual han confluido investigadores de múltiples nacionalidades y tres generaciones distintas, que insisten en el carácter afable de Feringa y su don de gentes. «Hay otros Nobel, pero no son tan majos», bromea Diego Peña.