1. Comunidad interliteraria
La reconstrucción crítica de las literaturas española y portuguesa de los siglos XVI y XVII debe contemplar los ámbitos de intersección y confluencia resultantes de la vecindad geográfica y del contacto cultural y político, especialmente durante
De estos últimos da cuenta la reacción opositora a la hegemonía del castellano, determinante de la escritura bilingüe por parte de gran número de autores portugueses. Esta postura “isolacionista”, remontable a João de Barros (Diálogo em louvor de nossa linguagem), denota una conciencia de identidad nacional no siempre incompatible con la noción de comunidad interliteraria.
Así, António Ferreira defiende el uso del portugués como vehículo exclusivo de la creación literaria y recrimina a Pero de Andrade Caminha su pleitesía hacia el idioma extranjero y Francisco de Sá de Miranda reprocha a Gil Vicente su adhesión a la tradición teatral española frente a las innovaciones italianas. Representan ambos una reacción nacionalista que, en el caso de Miranda, no impide su cultivo del castellano. Otro poeta bilingüe, D. Manuel de Portugal, se mostró reacio a las pretensiones dinásticas de Felipe II.
2. Factores interliterarios
Aunque las literaturas española y portuguesa mantienen su propio carácter y trayectoria, determinadas coordenadas las aproximan neutralizando las diferencias: el bilingüismo, la recepción, los modelos comunes y los textos luso-castellanos.
2. 1. Bilingüismo
El fenómeno del bilingüismo cuenta con los precedentes de don Pedro de Portugal (1429-1466) y cancioneros bilingües como los de Garcia de Resende y Baena. En el siglo XVI está representado por Gil Vicente (ca.1465-ca. 1536), en el teatro, y Sá de Miranda (1495-1558), en la lírica italianista. Sus correspondientes producciones se enmarcan en una corte portuguesa en la que las sucesivas reinas y princesas españolas habían naturalizado el uso de su lengua materna. En este idioma compone Luís de Camões (1524-ca. 1580) nueve redondillas, los tercetos de Aónia, en la égloga I, y algunos pasajes intercalados en su teatro, sin que se pueda aceptar la autoría de ninguno de los sonetos castellanos adjudicados.
D. Manuel de Portugal (ca.. 1520-1606), Diogo Bernardes (ca. 1530-1594), André Falcão de Resende (1527-1599), Pero de Andrade Caminha (ca. 1520-1591), Vasco Mousinho de Quevedo Castelo Branco (ca. 1570-d. de 1619), Fernão Rodrigues Lobo, o Soropita (¿-d. de 1616), Sor Violante do Céu (1607-1693) son algunos de los cultivadores de poesía en castellano, que también aparece compilada en cancioneros y antologías bilingües. De estas últimas, cabe destacar, Fénix Renascida (1716-1728) y el Postilhão de Apolo (1761-1762), testimonios del gongorismo luso.
Otros autores de origen portugués se exiliaron a la corte española y eligieron el castellano como idioma literario preferente o exclusivo: Jorge de Montemayor (Montemor-o-Velho, ca.1520-Piamonte?, ca. 1561), Gregorio Silvestre (Lisboa, 1520-Granada, 1569), Miguel Sánchez de Lima (Portugal, ¿-¿, d. de 1580), Juan de Matos Fragoso (Alvito, 1609-Madrid, 1689), Manuel de Faria e Sousa (Souto-Pombeiro, 1590-Madrid, 1649) y Francisco Manuel de Melo (Lisboa, 1608-1666).
En el repertorio épico en castellano destacan las siguientes obras: La conquista de Granada (1590) de Duarte Dias (¿-¿),
2. 2. Recepción
La relación jerárquica entre las literaturas española y portuguesa se ha visto como producto de un colonialismo cultural (Vázquez Cuesta, 1981), que en el campo de la traducción se ajusta al concepto de “asimetría” (Dasilva, 2017).
En las diferentes vertientes de la recepción (por parte de los lectores y de los escritores), se percibe ese desequilibrio: los libros portugueses están escasamente representados en las bibliotecas españolas, apenas reciben traducciones al español y, supuestamente, ejercen poca influencia en los autores españoles, frente al predicamento de las obras españolas que se editan y difunden en Portugal, en donde son imitadas y a veces traducidas, aunque se prefiere su lectura en la lengua original. Asimismo, los propios traductores portugueses vierten al español obras de clásicos y extranjeros.
Como principal excepción dentro de este panorama destaca la difusión de Os Lusíadas, objeto de seis traducciones durante
No obstante, la hegemonía, indiscutible en los ámbitos político e idiomático, admite en el literario matizaciones determinadas por la singularidad de los escritores portugueses, que, sin sustraerse a la influencia española, dentro del recíproco intercambio peninsular, forjan sus propios paradigmas genéricos, en la lírica, la épica, el teatro y la prosa.
2.3. Modelos y patrones genéricos compartidos
Con independencia del idioma, las letras españolas y las portuguesas transitan por similares derroteros, siguiendo los modelos grecolatinos e italianos, adaptados a las particularidades del contexto de cada escritor. Un caso representativo lo ofrecen las homólogas adaptaciones de la oda horaciana de poetas portugueses y españoles, que comparten un arquetipo genérico muy similar, sin que necesariamente haya que recurrir a la influencia o imitación, en uno u otro sentido, para explicarlos. En dicho contexto se sitúa la equiparación de las odas de Ferreira con las de los principales odistas españoles, una de las líneas de investigación del presente proyecto.
El innegable y reconocido magisterio de Garcilaso, Camões, Góngora y Cervantes estrecha más, si cabe, esa cohesión peninsular que se confirmaría con el hallazgo de nuevas influencias o analogías explicables a la luz de un tronco común.
2.4. Textos luso-castellanos: transmisión y reescritura
Una perspectiva peninsular hispano-portuguesa en la reconstrucción de la historia de sus literaturas desvela un dinámico intercambio que afecta a la poesía, al teatro y a la prosa tanto en la fase creativa como en la difusión, manuscrita o impresa, ya que textos, autores y editores se ven inmersos en esa “itinerancia literaria” (Carrasco, 2018) que rebasa las fronteras geopolíticas y las diferencias idiomáticas.
La denominación de “textos luso-castellanos”, fundamentalmente aplicada a los poemas originales en castellano compuestos por portugueses, pero también a las traducciones a uno y otro idioma, según la definición de Michaëlis (1910), que se refiere a un corpus concreto de sonetos, puede extenderse a cualquier otra variedad poética, así como a la prosa y al teatro.
Los poemas luso-castellanos experimentan un proceso de reescritura, origen de cambios textuales y de atribución autorial, especialmente fluctuante en cancioneros bilingües que circulan por toda