«Cinco sesos del cuerpo que nos fazen pecar». El peligro de los sentidos corporales en los Milagros de Berceo
El milagro IV de Berceo, conocido como «el premio de la Virgen», contiene una interesante alusión a los cinco sentidos como causantes de distintos pecados. Esta alusión aparece envuelta en una serie de referencias cruzadas que tienen en común el número cinco, de innegables evocaciones mariológicas: se trata de los cinco gozos de la Virgen, plegarias derivadas de los cinco dolores de la madre por las cinco llagas de Cristo, que a su vez el cristiano reaviva con la activación negativa de los cinco sentidos, capaces de generar otros tantos tipos de pecado. Al ir desentrañando esta cadena referencial, se acaba por aclarar no solo las cinco coblas que la contienen, sino el significado subyacente en un milagro que cuenta una anécdota aparentemente simple y que, tal vez a causa de ello, no parece haber llamado particularmente la atención de los especialistas en la obra del riojano. Una vez aligerada esta enmarañada red, se explica el origen de la percepción negativa de los sentidos y se repasan otros textos en los que interviene algún órgano sensitivo (la vista, el olfato, el oído y el tacto) para proponer una interpretación de los mismos a la luz de las explicaciones dadas en las páginas anteriores, ofreciendo co ello una lectura desde un punto de vista novedoso que no se encuentra, a mi parecer, en ningún otro estudio de los milagros redactados por el clérigo riojano.